Autor

Gustavo Aleixo

Fecha

marzo 17, 2014

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Características

inca-6ac15Diversos son los autores extranjeros que han interpretado la historia del Inkario o de los pueblos Aymaras y quechuas de diferentes maneras que han resultado en algunas circunstancias algo arbitrarias.Algunos de ellos consideran que se trataba de un estado socialista. Otros que estaban frente a un estado esclavistas e incluso se considera que era una sociedad de tipo feudal. Sin embargo, estas formulas simplistas cayeron en un anacronismo que escapa a lo que en realidad es la historia de los pueblos originarios andinos.La organización política está basada en la conformación del denominado Tawantinsuyo que comprendía la parte Kolla y costeña de Bolivia, Perú, Ecuador o Norte Argentino parte de Chile. El Tawantinsuyo se dividía en cuatro suyos:

Cada una de estas provincias o suyos se dividían en humanis que a su vez se dividían en varias Sayas. Las sayas estaban formadas por los ayllus. La base de la organización económica del Tawantinsuyo era la agricultura y la ganadería en las que habían logrado altos niveles de control técnico.

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4.- El Chinchasuyo ubicado en la zona nortedel Perú y el Ecuador.

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1.- El Kollasuyo que abarcaba el sur del Perúparte de Bolivia Norte de Chile y el Noroeste de la Argentina.

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3.- El Cuntisuyo que se extendió al oeste hasta la costa.

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2.- El Antisuyo situado al este.

La estructura económica de los pueblos aymaras y quechuas y del imperio Inka se caracteri­zaba por la combinación de dos principios básicos:

Reciprocidad y Redistribución

La reciprocidad se aplica a las relaciones entre individuos o grupos parecidos donde los deberes económicos de unos implican los deberes de otros en un intercambio mutuo de dones y contra dones. Tenemos por ejemplo el ayni, minka, mit’a, choko, etc. El concepto de redistribución, en cambio supone una jerarquía por una parte se aplica a grupos, y por otra, a un centro coordinador. La vida económica es definida por un doble movimiento centrípeto y centrífugo; es decir, agrupación de los productos en el centro y posterior reparto de aquellos.Así podríamos decir que en las sociedades prehispánicas la reciprocidad caracteriza la vida económica al nivel de las comunidades rurales, y que la redistribución no se opone a la reciprocidad, sino que se inscribe en su prolongación y funda sobre ella su ideología.Estos dos principios definidos se combinan en el proceso de producción, en la distribución de la propiedad y en el reparto de tributo.

El tributo

Constituye un elemento de gran importancia dentro del sistema de la economía de los pueblos originarios de los andes. No se conoce la moneda sin embargo los bienes circulan por medio del trueque y del tributo a través del Tawantinsuyo. Este intercambio es aún limitado por las características de una economía de auto subsistencia.
Por lo general, el tributo es entregado al kuraka o al Inka y él es quien asegura la circulación de bienes.

Son tributarios, los Hatunruna o los hombres de la comunidad, están entre las edades de 25 a 30 años y antes de los 25 si es que están casados. El tributo consiste en que los campesinos otorgan fundamentalmente su fuerza de trabajo y en menor medida productos de las tierras del ayllu. Sin embargo estos dos hechos se entremezclan de acuerdo con el principio de la reciprocidad.

Los Kurakas como los gobernadores de provincia están exentos de trabajo manual y tributo. Otra categoría particular de tributarios es la de los artesanos, olleros o plateros que solo deben pagar con el producto de su trabajo especializado, estando libres de otro tipo de obligaciones.

El tributo que se debe entregar tanto al Inka como el kuraka tiene cierta similitud y es de tres tipos:

1.- El trabajo colectivo de la tierra. Los campos del lnca y de los Kurakas tienen valor solo cuando disponen de fuerza de trabajo esta fuerza es suministrada por la comunidad es decir son los miembros del ayllu que van a cultivar esas tierras. Los productos son almacenados en los graneros locales o provinciales.
2.- La o Mit’a servicio personal periódico. A través del Estado se recluta a cierto número de tributarios de acuerdo a las necesidades.

En estas sociedades se impuso la Mit’a que tenia características agrícolas, militares y de obras publicas.

La mita fue el más popular de los sistemas utilizando tanto por el estado como por las comunidades originarias.

Los miembros del ayllu, de acuerdo a las reglas de la solidaridad, también cultivan los campos de los tributarios ausentes.
3.- El tributo textil. Los tejidos y la ropa juegan un papel importante en la estructura económica de los pueblos originarios. Cada familia hila y teje para el inka o el kuraka. Pero son ellos quienes suministran la materia prima para trabajarla.

El tributo y la estructura social

El Tawatinsuyo estableció campos y haciendas estatales que producían ingresos para el Estado o la iglesia, Las zonas agrícolas creadas para el cultivo del maíz, se ampliaron mediante andenes y el riego de nichos ecológicos conocidos como «quishwa». En la zona de la costa los maizales cultivados eran tanto del Estado como de grupos étnicos.

Las comunidades estaban bajo la responsabilidad de los ancianos quienes velaban por el bienestar de las viudas, los huérfanos y lisiados, y de toda la comunidad. Su condición no les impedía reclamar o disfrutar de las parcelas obtenidas por lazos de parentesco, pero ante la dificultad o imposibilidad de cultivarlas, la comunidad asumía el trabajo.

Los señores étnicos locales conocidos como Kurakas tenían derecho a usar la energía humana de su comunidad. En algunos casos la comunidad les hacia cierta cantidad de sementeras para su sustentación y la construcción de su casa cuando había necesidad. Se les otorgaba a través de la mita y luego de un rodeo de ayllu por ayllu, indios e indias de servicio para abastecerlos de leña y agua. Pese a este hecho se ha confirmado que los lideres étnicos o Kurakas no recibían tributo de ninguna clase, «fuera del respeto que merecían». Sólo la energía humana necesaria para hacer producir sus tierras. Sus casas, al igual que las demás viviendas, se construían con el trabajo de la comunidad.

Como cualquier unidad doméstica la comunidad en tiempos prehispánicos, tenía derecho a las tierras del Ayllu al que pertenecían. Las autoridades locales algunas veces trabajaban ellas mismas sus chacras; otras lo hacían sólo de modo ceremonial.

Cada unidad domestica era considerada autosuficiente y de hecho tenía el acceso suficiente a los bienes de capital de la sociedad para que la autosuficiencia fuera real.

El respeto por el cuidado y la continuidad del principio de reciprocidad por parte del Estado es practicado en muchos casos a través del suministro obligado de comida y chicha al Mit’ayoq. Tal obligación era común también a nivel local; por ejemplo, que se beneficiaba con la edificación de una casa invitaba a todos los constructores, lo mismo hacía el Kuraka cuando se barbechaban sus chacras.