Autor

Gustavo Aleixo

Fecha

marzo 18, 2014

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División Política

Las naciones étnicas tenían un gobierno Urcusuyo y Umasuyo, cada uno con su propia autoridad y controlando cada cual territorios diferentes. Los reinos aymaras y quechuas estaban bien organizados en una compleja estructura.

El Ayllu o grupo de parentesco de descendencia patrilineal (descendencia por parte paterna) que posee un territorio determinado. Los miembros del ayllu heredan en común su territorio que permanece inalienable en su totalidad. Pero la tierra se distribuye para su explotación en parcelas de extensión variable y proporcionar a las familias que de ella se beneficiaban, cada uno de los ayllus se dividía en una mitad superior (Janansaya) y una inferior (Urinsaya), a las que pertenecían todos sus miembros.

La nobleza de cada tenía particular estaba asociada con los ayllu de Janansaya, mientras que el pueblo formaba parte de la mitad de Urinsaya.

En el Estado prehispánico existieron varias clases sociales o grupos de obreros y artesanos que en algunos casos no pertenecían a ningún ayllu, sino más bien dependían de los Kurakas. En épocas tanto inkaica como colonial se los llamo Y5anakuna pasando a ser gente que brinda servicio directo.

Carácter «Vertical» de la Economía Andina

Geográficamente Bolivia y el Perú actuales se presentan como países de contrastes que van desde el nivel del mar las más grades alturas habitadas, unen él desierto desunido y la selva frondosa él calor permanente y la nieve eterna. En éste conjunto se distinguen tres zonas funda­mentales: al oeste, la costa árida del Pacifico en el centro la Sierra andina fría y relativamente seca; al este las colinas y llanuras de la selva tropical húmedas y calientes. Los pueblos aymaras y quechuas se encuentran ubicados una parte en la zona del altiplano fría y recubierta por una estepa herbosa (puna); y en la zona de los valles interandinos conocidos como zonas medias y templadas.

La variedad de los suelos de los climas asegura la diversidad de los recursos: maíz, patatas, quinua, oca, coca, crianza de llamas, vicuñas, etc. De ahí el carácter, «vertical» de la economía andina, que asocia los productos complementarios de parcelas de cultivo escalonadas en altitud.

En el altiplano nació la planta andina definida y conocida mundialmente como la papa que en esas épocas había llegado a crear casi 700 variedades adaptadas a las condiciones locales.

El clima de la puna permite la elaboración del Chuño; papa secada alternativamente con frío intenso y con sol que se conserva durante muchos años. La papa ha sido un cultivo de tanta importancia que pudo lograr que el altiplano pudiese poblarse y sobrevivan hasta hoy los antiguos pueblos originarios.

Otro producto que se consumía y se cultivaba era el maíz alimento noble ofrecido a los dioses durante las ceremonias religiosas; lo mismo sucedía con la chicha, extraída del maíz.

La principal herramienta del campesino era de tipo individual, y consistía en una pala de madera o Taclla, azadón provisto de una lamina de bronce.

También debemos mencionar que las técnicas de irrigación y construcción de terrazas que se utilizaban en los tiempos de Tiwanacu se extendían por centenares de kilómetros junto a la red de irrigación.

Ahora bien estas técnicas eran utilizadas en diferentes pisos o ecológicos, es decir en diferentes puntos geográficos, donde se implementaba un control simultáneo a cargo de un determinado grupo étnico.
La complementariedad ecológica puede ser concebida como una serie de mecanismos que prevalecieron en la agricultura y la ganadería de los andes en aquellos tiempos en que no existían mercados pero si muchos almacenes bajo el control del Estado.

La complementariedad ecológica fue un valioso y muy importante logro humano posteriormente olvidado por las civilizaciones andinas actuales para el manejo de un medio múltiple, vastas poblaciones y gran productividad. Este sistema ayuda a comprender un gran logro andino en el repertorio de la historia humana y que puede aún apuntar a posibilidades futuras.

El acceso a los recursos configura un patrón original en los andes al que John Murra llama el Archipiélago o el control Vertical de Pisos Ecológicos y que descansa en la necesidad de operar zonas productivas variadas y situadas a diferentes niveles sobre el nivel del mar.

El archipiélago también supone el control efectivo de tierras ubicadas en los distintos pisos ecológicos que los andes ofrecen, cuya variación permitió y hace posible aún ahora, acceder a bienes suficientes y diversificados para lograr el autoabastecimiento de un grupo étnico.

Principios numéricos en la organización socio-política

La organización socio-política del Tawantinsuyo adquiere coherencia cuando se ordena el modelo de tres principios numéricos:

La dualidad (números 2 y 4).

La tripartición (números 3 y 6).

Y la división decimal (número 10).La combinación de estos tres principios dirige la organización de la sociedad de los pueblos originarios. La dualidad o la tripartición ordena la «burocracia» (redistribución).

1. Dualismo y cuatripartición. El Tawantinsuyo es el imperio de los cuatro cuadrantes donde la distribución del espacio sigue los puntos cardinales para orientar la división política. La división dualista tiene una significación religiosa y sobre todo ordena los vínculos de parentesco que fundamentan las relaciones de reciprocidad. Así el dualismo y la cuatripartición se repiten en la mayoría de las comunidades y antiguos pueblos originarios.

2. La tripartición. Es un proceso de desdoblamiento la organización dualista resulta recortada por una división tripartita, repartida en las siguientes categorías: Kollana, Payan y Cayao. Estas categorías entran en la organización del sistema de parentesco y tienen además una definición social: Kollana designa al grupo de los jefes, es decir de los conquistadores Inka, Cayao unifica a la población vencida, no inka; por último, Payan representa un grupo mixto, constituido por los ayudantes o servidores de los jefes, a la vez inka y no inka.

3. La organización decimal. El Estado inka podía realizar censos de población gracias al sistema de «Quipus» y a la organización política.

La población del Tawantinsuyo se reparte en grupos de 10, 50, 100, 500, 1.000, 10.000 40.000 tributarios. Cada una de estas unidades está bajo la autoridad de un Kuraka.
En el ejemplo Inkaico encontramos que el lnca se sitúa a la cabeza de la jerarquía asistida por los cuatro Apos o jefes de las cuatro grandes divisiones del Tawantinsuyo. En el interior de estas cuatro divisiones un grupo de 40.000 tributarios constituye teóricamente una provincia.

El Ayllu coincide con un grupo de 100 tributarios. Los Kurakas de la jerarquía decimal desde los jefes de 40.000 hasta los jefes 100, se encontraban exentos de pagar tributos y realizar trabajo manual. Su tarea radicaba en administrar y en hacer entregas anuales de objetos preciosos. Pero en los últimos grados, los jefes de los grupos de 50 y 10 estaban obligados al trabajo y al tributo; siendo una especie de capataces, miembros de las comunidades.

Mitos y Religión

En el mundo andino desde tiempos remotos se transmitieron de generación en generación mitos y leyendas. A través de milenios de años se construyeron templos o recintos de carácter religioso o en ayllus y comunidades; en markas o en naciones o suyos. Los templos estaban edificados en honor al Dios Viracocha, el Sol, la Luna, las Estrellas, los Rayos, el Arco Iris, etc.

El Dios Viracocha es el creador del universo, el hombre, animales y la naturaleza. Es también el Dios que toma el lugar de otro más antiguo conocido como Tunupa.
La estructura de Viracocha es cuatripartita ya que de el emanan Imaimana Viracocha, Tocapu Viracocha, Tunupa y Taguacapa.

Los ayllus y comunidades conservan su memoria y tradición a través de una variedad de elementos míticos tales como las Pakarinas o Yuruvis, los Mallkis o Achachilas, sus Konopas y Wac´as todos ubicados en templos locales y guardados como elementos sagrados.

Las Pakarinas o Yuruvis tanto para quechuas o aymaras, significan, el “origen” o la descendencia de los ayllus y comunidades. Las naciones o suyus tenían la historia de sus orígenes que descendían del Sol, Luna Astros o Planetas del mar, la Tierra, Quebradas, Cuevas, Ríos y Fuentes, Manantiales, Lagos, Lagunas y Montes.
Otros provenían del oro, plata, cobre bronce; de animales como pumas tigres halcones y víboras.

De ahí también provienen los apellidos de miembros de ayllus y comunidades como de «Pakaris” que quiere decir eterno que nunca envejece «Choquewancas” hombres de la roca o peña de oro; los «Chuquiamanis» hombres, halcones fuertes y vigorosos; “Katari» hombres nacidos bajo el origen de la víbora;»Warachis” hombres protegidos por las estrellas; «Wilkas” hombres del Sol y los Astros.

También encontramos los apellidos de Mamani, Colque y Yana, Apaza Wajjchalla, Qhespí, Katari, Choque Tarke y otros; provenientes de Pakarinas. Estos apellidos confirman que ellos fueron dueños originarios de las tierras, de sus riquezas naturales y minerales.
Existe otra categoría de Malquis u Achachilas que son resguardados por los ayllus y sus cuerpos tienen la característica de ser sagrados y están embalsamados y resguardados en sepulturas de piedras.

Las Wacas y Konopas o piedras de muchas clases existían en el Tawantinsuyo y fueron muy bien labradas, grabadas y pulidas con diferentes figuras. y escrituras ideográficas que interpretaban los orígenes de ayllus y suyos.

Finalmente y a manera de conclusión podemos señalar que el estudio de la historia nos permite reflexionar acerca de cuestionamientos tales, como quiénes somos de donde provenimos, hacia donde vamos y donde debemos ir. Por eso, la importancia de conocer cuales han sido las principales características y logros de los antiguos pueblos originarios de los Andes.

Estos elementos deben también aportar a consolidar nuestra memoria histórica para que nos sirva como un elemento de lucha y de unificación de los desestructurados pueblos originarios de los andes y de lo que hoy es Bolivia.

Por estas razones se tocan temas características sociales económicas, políticas religiosas artísticas, etc. que a la vez sean un aporte para la reflexión que contribuya a la formación y consolidación de la conciencia crítica de los Pueblos Andinos.

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