Autor

Gustavo Aleixo

Fecha

septiembre 1, 2017

Categorias
Compartir

Una cálida brisa bogotana acompañó la ofrenda o los alimentos para la madre tierra (“wajta”, palabra en aymara) en donde convergieron los deseos de Paz para Colombia, porque somos de una cultura de Paz y herederos de saberes ancestrales que persiguen la convivencia entre los seres humanos y la naturaleza, reflexionó el Embajador de Bolivia, Edmundo Polo

La Pachamama o Madre Tierra durante el mes de agosto abre su boca, dicen los ancianos, para ser alimentada por los hijos, quienes le retribuyen por todo lo albergado, y en la ocasión alrededor de la ofrenda se convocó las energías del cerro Monserrat, que antes de la colonia, fue el espacio sagrado de los indígenas  donde moraban divinidades y espíritus ancestrales asociados con la fertilidad y las lluvias y donde actualmente se erige un Santuario Católico muy concurrido.

En la tarde del 31 de Agosto se convocaron a las energías ancestrales para el acompañamiento y agradecimiento por el devenir de la gestión diplomática boliviana en Colombia.